Una nueva investigación publicada en el Journal of Agricultural and Food Chemistry aporta nuevos datos sobre el potencial neuroprotector del café expreso contra la enfermedad de Alzheimer. ¿Podría ser su taza matutina el próximo nutracéutico?
Hace poco analizamos si el lúpulo de la cerveza podría desempeñar un papel preventivo en la enfermedad de Alzheimer, una dolencia debilitante con síntomas de aparición tardía. Esta vez le toca el turno al café, en concreto al diminuto café expreso.
El café es la bebida más popular del mundo (después del agua), con más de 400.000 millones de tazas consumidas al año. Los granos de café expreso son en realidad la semilla de un fruto parecido a la cereza del cafeto, una planta tropical perenne. Una vez tostados y molidos, los granos se infusionan en agua caliente, obteniéndose una bebida que contiene más de 1.000 compuestos, entre alcaloides, compuestos fenólicos, vitaminas, hidratos de carbono, lípidos, minerales y otros. Aunque a veces el café es objeto de críticas por parte de detractores que señalan los efectos negativos de un exceso de cafeína, nuevos análisis sugieren que algunos de los compuestos bioactivos del café podrían desempeñar un papel en la lucha contra una serie de enfermedades crónicas, como algunos tipos de cáncer, afecciones metabólicas y trastornos neurológicos. Esto podría atribuirse a su gama de efectos biológicos, como acciones antiinflamatorias, antioxidantes y antimicrobianas.
Tau es una proteína que se supone que ayuda a estabilizar las neuronas, con microtúbulos que actúan como un esqueleto interno, pero cuando esto va mal, puede causar tauopatías, un grupo de trastornos neurodegenerativos en los que la proteína tau se acumula en el cerebro. De ellas, la enfermedad de Alzheimer es la más común y afecta a más de 50 millones de personas en todo el mundo. Aún no se conoce del todo el mecanismo de la enfermedad de Alzheimer, pero se cree que la agregación y propagación de tau desempeña un papel crucial.
A falta de cura o de tratamientos eficaces que modifiquen la enfermedad, ahora se investigan los nutracéuticos de los alimentos para su prevención, y un nuevo trabajo publicado en el Journal of Agricultural and Food Chemistry pretende ampliar los conocimientos. Investigadores de la Universidad de Verona (Italia) caracterizaron la composición molecular del café expreso e identificaron sus principales componentes mediante espectroscopia de resonancia magnética nuclear. Probando una mezcla de cafés Arábica y Robusta, el equipo realizó una serie de experimentos in vitro y en células y descubrió que varios componentes tienen propiedades biológicas preventivas contra la agregación, condensación y sedimentación de tau. Estas acciones estaban presentes tanto en el extracto de café entero como en los componentes cafeína y genisteína. Los datos de fluorescencia, análisis de microscopía electrónica de transmisión y espectros de dicroísmo circular indicaron que el extracto de café expreso tenía un fuerte efecto antiagregante, que se observó de forma dependiente de la dosis. Además, la longitud de las fibrillas tau disminuía al aumentar la concentración de café. El café también moduló la estabilidad y maduración de los condensados de tau.
Estos resultados permiten comprender mejor el potencial neuroprotector del café expreso y sugieren posibles andamiajes moleculares para diseñar terapias dirigidas a la proteína tau. Mientras tanto, parece que no hay nada malo en incluir un modesto café expreso en su rutina matutina.